Abril 2005
Naciones Unidas (28 de febrero 2005): “La situación de derechos humanos siguió siendo crítica. Hubo un aumento de denuncias de ejecuciones extrajudiciales atribuidas a miembros de la fuerza pública y a otros servidores públicos. Continuaron siendo altos los de torturas y desapariciones forzadas. Fueron notables las denuncias de detenciones y allanamientos sin los fundamentos jurídicos adecuados, por parte de miembros del Ejército y de la Fiscalía. También hubo casos de manipulación de pruebas y de testigos. La continuidad de los nexos entre servidores públicos y grupos armados ilegales, en particular paramilitares, se puso de manifiesto en varias denuncias en las que se atribuyó responsabilidad estatal por acción directa u omisión. Persistió la precariedad de la situación de los derechos económicos, sociales y culturales, especialmente para los grupos y regiones más vulnerables del país, y en particular en cuanto al acceso, la disponibilidad, la permanencia y el goce de los derechos al trabajo, a la educación, a la salud, y a la vivienda.” [2] |
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Zapatero: (30 de marzo 2005): |
Estimado señor presidente de gobierno
Hace poco usted se reunió con el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, y según
las informaciones divulgadas después, expresó su apoyo a su política llamada
‘de seguridad democrática’. También la delegación española en Ginebra, durante
las sesiones de la Comisión de Derechos Humanos, ignoró totalmente los informes
de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos
y de las diferentes organizaciones internacionales de DDHH. Con esa actitud
obstruyen el trabajo y la función principal del Alto Comisionado para los
Derechos Humanos.
Puede ser que usted no esté al tanto de la situación que vive Colombia, o
sólo conoce lo que es divulgado como versión oficial por parte de los diferentes
gobiernos colombianos. Lo puedo entender, existen muchos estados en el mundo,
y usted no puede estar al tanto de la situación de todos. Pero en ese caso,
expresar su apoyo a la política represiva de un presidente involucrado históricamente
en el narcotráfico[3] y la organización
de los grupos paramilitares[4] me parece
poco seria. A no ser que usted, por encima de los derechos humanos de los
colombianos, quiere cuidar en primer lugar los múltiples intereses económicos
que tienen las multinacionales españolas en ese país, como son Telefónica,
Repsol, los bancos BBVA y Santander, etc. Lo puedo entender, por que así funcionan
normalmente los gobiernos de los estados occidentales que se basan en la hipocresía
y la mentira.
Pero su obligación como jefe de gobierno, además de su compromiso electoral,
es otro. Como jefe de gobierno, usted es el último responsable de la política
exterior y de las exportaciones de armas. Estas últimas están sujetas a unas
condiciones, como por ejemplo el Código de Conducta Europeo sobre el comercio
de armas. En Colombia existe un conflicto armado, así lo consideran oficialmente
las diferentes instituciones de NNUU, y se violan de forma sistemática los
derechos humanos. Usted viola los compromisos básicos europeos al aprobar
las exportaciones de armas españolas. Además, usted va en contra de su programa
electoral, de la propuesta de Constitución europea y de la Directiva de Defensa
Nacional, en los cuales explícitamente se somete la política exterior a los
principios expresados en la Carta de NNUU. Usted no solamente defrauda a sus
electores, sino, además, aplica una política exterior considerada ilegal en
varios tratados y leyes al apoyar la política de represión de Uribe e impedir
que NNUU haga su trabajo de forma eficaz en Colombia.
Su compromiso expresado en su programa electoral es doblemente violado con
su actitud de apoyo al presidente Uribe: En cuanto a la política exterior,
su programa electoral cuenta que: “Los derechos humanos son el fundamento
del sistema de libertades sobre el que descansa nuestro ordenamiento constitucional.
Deben conformar por tanto toda la actuación de los poderes públicos. Su promoción
y respeto, así como la protección eficaz de quienes los defienden sobre el
terreno, será de nuevo uno de los componentes esenciales de nuestra política
exterior.” “Nuestros interlocutores deben saber que en sus relaciones con
España este capítulo de la política exterior estará siempre presente.” Usted
podría alegar que no estaba al tanto de la situación de Derechos Humanos en
Colombia. Pero con ello rompe otra promesa electoral, la de la participación
ciudadana: “La ciudadanía necesita de instrumentos y motivación para participar.
Sólo abriendo las instituciones podemos generar una participación eficaz,
sólo así podremos conseguir que la ciudadanía confíe en nuestra acción de
Gobierno y colabore con nosotros en ella. Haremos de la participación ciudadana
la norma de actuación de los poderes públicos.”
Si los Derechos Humanos realmente son “uno de los componentes esenciales”,
antes de emprender su viaje, usted podría (y debería) haberse reunido con
las organizaciones que disponen de la información sobre ese tema, como son
Amnistía Internacional o Brigadas Internacionales de Paz (que disponen de
40 observadores internacionales en Colombia). También podría leer uno de los
centenares de informes que existen sobre la situación de los Derechos Humanos
en Colombia, elaborados por organizaciones nacionales e internacionales, gubernamentales
y no-gubernamentales.
Hace unas semanas, miembros del ejército asesinaron de forma brutal a 8 personas,
incluidas niños de 18 meses, 6 y 11 años. Entre las personas asesinadas se
encontraba uno de los principales líderes de la Comunidad de Paz de San José
de Apartadó. El presidente Uribe, en vez de ordenar una investigación exhaustiva,
se dedicó a amenazar a la comunidad, acusándola de colaboración con la guerrilla.
Además ordenó la militarización del casco urbano de la Comunidad, con lo cual
obliga a sus habitantes a convivir con sus victimarios e impedir toda posibilidad
de una investigación imparcial. La Comunidad, por haber sufrido ya durante
8 años la violencia constante de los paramilitares y de los militares, cuenta
con una resolución de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos de Costa
Rica, que obliga al estado respetar su decisión de neutralidad frente a todos
los actores armados y de brindarles protección.
El anterior caso no es único, sino forma parte de una estrategia global y
sistemática del estado colombiano contra la población que en su gran mayoría
vive en la pobreza (el 64% de la población, según cifras oficiales). Abajo
he destacado lo más importante del último Informe de la Alta Comisionada de
las Naciones Unidas para los Derechos Humanos sobre la situación de los Derechos
Humanos en Colombia. Estos informes se elaboran cada año por parte de expertos
de la ONU en el terreno y reflejan esta política terrorista de estado. Y cada
año, los sucesivos gobiernos españoles se niegan a ver la realidad, y contrariamente
a sus bonitas declaraciones sobre la importancia de los derechos humanos,
miran al otro lado, donde están sus intereses económicos. Su equipo en Ginebra
no ha hecho otra cosa este año. Para la población en Colombia, el cambio de
gobierno no les ha dado ninguna esperanza y sólo es testigo de la falsedad
de sus palabras.
Dentro de unos meses Usted se volverá a encontrar con Álvaro Uribe, y según
declaraciones de su ministro de Asuntos Exteriores, en la actualidad, se está
negociando la venta de armas a Colombia. Usted tiene la oportunidad de rectificar
su actitud en cuanto a la política exterior con Colombia, y volver a aplicar
su programa electoral, que usted firmó personalmente.
Atentamente,
Hendrik Vaneeckhaute
Anexo
Principales responsabilidades del Estado colombiano como violador sistemático
de los Derechos Humanos.
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[1] Compromiso de Zapatero con su programa electoral.
[2] Informe de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos sobre la situación de los Derechos Humanos en Colombia, 28 de febrero 2005.
[3] El Pentágono aseguraba en 1991 que Álvaro Uribe Vélez era un "político colombiano que colaboraba con el cartel de Medellín, que tenía negocios de narcotráfico en el territorio norteamericano y que trabajaba para el cartel de Escobar" y lo situaba en una lista de los 100 colombianos más peligrosos.
[4] Durante el mandato de Álvaro Uribe como gobernador de Antioquia, este departamento se convirtió en el más violento del país con un avance notorio de la presencia abierta de los grupos paramilitares y el departamento contó con el mayor número de grupos denominados Convivir, de los cuales Álvaro Uribe fue un entusiasta defensor y promotor. La ONU escribió lo siguiente sobre estos grupos Convivir en su informe del año 1998: "En la práctica, para quienes observan la situación de los derechos humanos en el país, resulta muy difícil distinguir las acciones de los grupos paramilitares de aquellas de algunas asociaciones, "Convivir" pues entre ellas se dan, en numerosos casos, relaciones de coincidencia, convergencia, complementariedad y suplantación. Las víctimas de tales acciones son incapaces de distinguir a qué grupos pertenecen sus autores, y hablan indistintamente de los "paracos" (paramilitares en lenguaje popular) o de "los de la Convivir". Informaciones fidedignas recibidas por la Oficina dan cuenta de la participación en asociaciones "Convivir" de reconocidos paramilitares, algunos con órdenes de captura pendientes."