El terrorismo, sus causas y orígenes.

¿Por qué?

 

Hendrik Vaneeckhaute
marzo 2004, actualizado noviembre 2005

 

¿Existe justificación alguna para los atentados terroristas?

No.

 

¿Existen explicaciones?

Sí.

 

Los atentados, sobre todo cuando son vividos de cerca, provocan una sensación de estupefacción, no lo podemos entender. ¿Cómo es posible que unos seres humanos, con una madre, con hermanos, con amigos, que sienten amor y amistad por los próximos suyos, puedan colocar estas bombas que acaban, de forma indiscriminada, con la vida de tanta gente inocente? Y menos todavía, podemos imaginarnos que una madre utiliza su cuerpo como vehículo de las bombas que destrozan la vida de tantas otras personas, madres como ella. No podemos concebirlo, y por ello es fácil hablar de estas personas de una forma que no les otorga personalidad, ni motivos. Son atentados bestiales (cometidos por bestias), criminales sin razón, psicópatas, locos, .... terroristas.

 

Podríamos intentar vivir con esa no-explicación. Los terroristas son seres sin razón, que matan por matar. Pero de esta forma, viviríamos con el miedo constante, porque en cualquier momento puede aparecer uno de estos terroristas sin razón, sin lógica y acabar con nuestra vida o la de nuestros cercanos. La única forma de prevenir más atentados de terror, es asegurar que no surjan más terroristas. Y eso implica entender por qué ciertas personas llegan a actuar de esta forma. Entender no significa justificar. Con un acto terrorista no se tiene la razón, pero detrás, sí existe una razón, una lógica. Entender el por qué de un acto de terror, también ayudará a vivir en paz con lo vivido, con el dolor, el sufrimiento y la pérdida de los próximos.

 

Presentar a los terroristas como unos psicópatas - locos, que matan por matar, o decir que son atentados contra nuestros valores como democracia y libertad, es defraudar a la verdad y un insulto para las víctimas del terrorismo en todo el mundo. Al Qa’ida  ha ejecutado más atentados en estados bajo dictaduras o dónde la libertad es un mero eufemismo, que en estados occidentales.  Nuestros gobernantes saben muy bien que detrás de los actos terroristas existen unas causas más profundas, pero admitirlo sería reconocer su propio papel en la creación de las condiciones políticas, económicas y sociales en las cuales pueden surgir organizaciones terroristas con un cierto apoyo social.

 

Si todos los terrorismos fueran iguales,

            ¿Por qué no existe ninguna definición globalmente aceptada de lo que es terrorismo?

¿Por qué EEUU y su aliado Israel, son los principales opositores del establecimiento de una definición del terrorismo y unas normas aceptadas por todos los estados dentro del marco de las Naciones Unidas?

¿Por qué no se bombardeó al País Vasco, como se hizo con Afganistán e Irak?

¿Por qué, cuando Bin Laden actuaba de la misma forma como ahora contra los declarados enemigos de EEUU, no era un terrorista, sino un luchador por la libertad y recibía todo tipo de apoyo, armas incluidas?

¿Por qué Saddam Husayn no era un terrorista peligroso, cuando utilizaba las armas químicas contra los kurdos y los iraníes en los años ochenta, sino que recibía armas y protección en las NNUU por parte de EEUU?

¿Por qué el estado español vende armas y brinda apoyo político a regímenes dictatoriales, violadores de los derechos humanos o que amparan a grupos de terroristas, como son Nepal, Arabia Saudí, Colombia, Pakistán, Israel, etc.?

 

Aunque las actuaciones de los grupos terroristas pueden ser parecidas (utilizar el terror como arma), y las víctimas la misma gente inocente: trabajadoras y trabajadores, madres y padres, niñas y niños, estudiantes; los motivos de los terroristas no son iguales. De hecho, algunos terroristas son apoyados por nuestros propios gobernantes. Y para ocultar ese apoyo, sí hace falta manipular la realidad del terrorismo, y sólo denominarlo terrorismo cuando afecta a los intereses de Occidente, y mentirnos sobre los objetivos reales de los terroristas.

 

Y repito, analizar los motivos y los objetivos de los terroristas, no implica para nada justificar o aprobar sus actuaciones. Lo que sí implica, es poder analizar y entender por qué surgen, por qué logran reclutar a sus miembros (que no suelen hacerlo por dinero), y por qué actúan de esta forma. El entendimiento de estas razones nos puede ayudar a combatir las causas y las raíces de estos grupos. Y con ello evitar la existencia misma de los grupos terroristas. La actual lucha contra el terrorismo está totalmente dirigida hacia los síntomas visibles del terrorismo, y sólo aquel terrorismo que afecta a los intereses de Occidente. Con cada bombardeo, con cada misil, con cada asesinato llamado ‘selectivo’, con cada apoyo a un régimen represor, se da nuevo oxígeno a los grupos terroristas.

 

Y nos mienten también sobre los resultados de la lucha contra el terrorismo. No existe posibilidad ninguna de protegernos contra las personas que deciden volar un edificio, un tren o metro, utilizar un coche bomba, o cualquier otro método. La única posibilidad real de protegernos es impedir que surjan estos grupos. No por rendirnos a sus exigencias, sino asegurar que simplemente no existen las injusticias que invocan estos grupos, que existe y funciona la justicia, y que siempre existen los canales de diálogo, de participación y de una representación real de los pueblos en los órganos que toman las decisiones.

 

Es verdad que, dado los medios de los cuales disponen los que lideran este tipo de lucha contra el terrorismo, logran un mayor apoyo en la población (de Occidente). Pero sólo lo logran a través de la manipulación de la información y del miedo, y pasando por encima de las víctimas (sean iraquíes o madrileños) como daños colaterales de su política. No les importaron las decenas de miles de víctimas inocentes de los regímenes dictatoriales y totalitarios, porque el objetivo era una causa mayor. Las víctimas eran sólo daños colaterales que cayeron en la lucha contra los ‘terroristas comunistas’. Como ahora tampoco importan las decenas de miles de víctimas entre la población civil (madres, padres, trabajadoras, trabajadores, niñas, niños, estudiantes) que cayeron bajo las bombas explotadas encima de los trenes, mercados y barrios de Afganistán e Irak.

 

Incluso, a veces, se equivocan y apoyan durante años a unas personas que, como por magia, cambian del bando de los aliados buenos, a los enemigos terroristas. ¿Eran, aliados, luchadores de libertad, agentes de la CIA o terroristas: Noriega, Suharto, Duvalier, Bin Laden, Saddam? Todos lograron el poder y las armas (y lo aplicaron con entusiasmo contra la población civil) directamente por la intervención de Estados Unidos y más en general de los estados ‘Occidentales’. Hasta que se les creció un monstruo que amenazaba a su propio poder. Después debieron bombardear e invadir países enteros (con otras decenas de miles de víctimas), para quitarles el poder anteriormente entregado. ¿No le parece normal que entre las personas que siempre son las víctimas, surgen organizaciones que utilizan el sufrimiento y el odio (y el sentimiento de tomar venganza) para sus propios fines? (En realidad, la misma población civil, que ya sufrió tanto, vuelve a ser la principal víctima de unas cuantas personas que desde su situación de poder deciden sobre la vida y muerte de los demás.)

 

¿Qué es terrorismo?

Una definición clara de lo que es terrorismo nos puede ayudar mucho a la hora de prevenir, no sólo los atentados terroristas, sino la existencia misma de organizaciones terroristas.

 

Para definir el terrorismo no sirven los objetivos que pretenden lograr, ni las razones a las cuales apelan los terroristas para la justificación de los actos. Para los que ejercen el terror, los objetivos siempre son nobles, y las víctimas siempre justificadas. Y al final, sólo depende de quien vence y ‘escribe la historia’.

 

Durante la segunda guerra mundial, las fuerzas ocupantes alemanas consideraban los actos de resistencia como terroristas. Y así sería llamada hoy en día la resistencia si el poder alemán no hubiera sido derrocado.

 

De Hitler no existen estatuas, de Napoleón sí. Aunque este último fue un dictador que para muchos pueblos fue un cruel conquistador. Incluso para los propios franceses que fueron sometidos al reclutamiento forzado.

 

Para definir el terrorismo, por lo tanto deberíamos ir a la esencia misma de la palabra.

 

Terrorismo es ejercer el terror para lograr un objetivo. El terror es el miedo y la angustia por la vida propia.

 

El objetivo del terrorismo no es sembrar el terror, ni asesinar por asesinar. Sembrar el terror es el medio que utilizan para lograr unos objetivos. Que existan estos objetivos, no significa que el método utilizado para alcanzarlos (el terror) sea válido. Pero negar la existencia de estos objetivos, es negar las causas del terrorismo, y por lo tanto imposibilita prevenir los futuros actos de terrorismo.

 

Nadie, ningún ser humano, ningún animal, por naturaleza, mata por matar. Sí existen por ejemplo, psicópatas, asesinos en serie que parecen encontrar un placer en el asesinar, pero se trata de personas mentalmente enfermas, esquizofrénicos que viven en realidades completamente torcidas.  En su mundo virtual, que viven como real, se sienten amenazados, se sienten llamados a asesinar o son anulados sus sentimientos. Han perdido el contacto con el mundo real y con sus propios sentimientos. Estas personas, por las características de su enfermedad, no pueden ser organizadas en redes ni organizaciones terroristas. Por lo tanto, los terroristas no son psicópatas.

 

Las personas que deciden asesinar de forma indiscriminada, han vivido un proceso de transformación que de alguna forma lleva a relacionar su actuación con unos objetivos y en muchos casos también con una recompensa. (Ser considerado héroe nacional o mártir.) En el caso de que tomen elevados riesgos por la vida propia, o en el caso de los suicidas, se muere por la patria o se les promete el paraíso. Al contrario de los psicópatas, los terroristas necesitan un cierto grado de organización y contacto con la realidad. La organización es necesaria para llevar a cabo el proceso de transformación que lleva a perpetrar el acto de terrorismo en nombre de los objetivos declarados. El contacto con la realidad es necesario para trabajar los sentimientos personales de odio y venganza, y para relacionar el acto terrorista con los objetivos.

 

Eso no significa que la realidad no es distorsionada, ni manipulada. Pero se necesita que la persona preparada para cometer un acto terrorista, viva la realidad de forma que aumente su odio y sentimiento de venganza contra el enemigo declarado. Para ello, la organización conducirá o transformará a la persona. Para poder hacerlo, es necesario que se cumplan varias condiciones.

 

Primero, es necesario que la persona se sienta profundamente relacionada con una situación de gran injusticia, con una causa por la cual vale la pena luchar. Segundo, hace falta que se demuestre que no existen otras formas de lucha posibles o válidas. Y por último, que se pueda relacionar el objetivo con los responsables de la injusticia.

 

¿Qué significa todo eso?

Una persona que vive en un entorno donde no existe un sentimiento profundo de injusticia, difícilmente es transformable en una persona dispuesta a cometer un acto terrorista. Significa también que si una persona vive en una situación de profunda injusticia, pero en la cual existen caminos percibidos como alcanzables o reales que permitan salir de esta situación de injusticia, su posible manipulación y transformación en terrorista es mucho más difícil. Y por último, es necesario relacionar el acto, y sus victimas con el responsable de la injusticia vivida.

 

Los que colocaron las bombas en los trenes en Madrid saben muy bien que las víctimas no tienen ninguna culpa de la causa por la cual luchan. Pero es una forma de tomar venganza contra aquellos que ellos creen responsables de su injusticia. Creen que no tienen medios para alcanzar directamente a estos responsables, pero sí pueden tocar a los cercanos a los responsables. (Los responsables según lo que la realidad les ha enseñado, o según les ha sido enseñado.) En esa lógica ‘ellos, los responsables, asesinan a los míos, y yo, asesino a los suyos’. Ojo por ojo.

 

Decir que todos los terrorismos son iguales, simplemente no es verdad. No lo son, aunque pueden llegar a utilizar métodos parecidos. Tanto los objetivos como las causas invocadas por los diferentes grupos terroristas son diferentes. Además, las organizaciones mismas suelen evolucionar y radicalizarse según la evolución de la realidad vivida o percibida.

 

ETA como organización terrorista.

ETA, en los años de la dictadura de Franco, no actuaba de la misma forma que en los últimos años. ETA, en la actualidad, cumple con la definición anteriormente dada del terrorismo. [El régimen de Franco también cumple con esa definición. Y a pesar de ello, políticos democráticos –por ejemplo Fraga– no reconocen a Franco como un terrorista, al contrario, mantienen su fotografía en su despacho desde el cual gobiernan.]

 

ETA ejerce el terror para lograr unos objetivos. Ese terror está dirigido directamente a una buena parte de la población del estado español con amenazas directas, asesinatos y atentados, e indirectamente con el terror de los atentados con efecto indiscriminado. Que no toda la población es considerada objetivo directo del grupo terrorista no significa que sean menos terroristas que otros grupos que atentan de forma completamente indiscriminada. Como tampoco el objetivo justifica en mayor o menor medida su actuación.

 

Si analizamos los argumentos utilizados por la organización ETA para reclutar y formar a sus miembros, vemos que se cumplen las tres condiciones anteriormente mencionadas. (Dentro de su argumentación y su lógica. Podemos estar de acuerdo en menor o mayor grado con esa argumentación, podemos reconocer en menor o mayor grado la realidad vivida en el País Vasco, pero ETA utiliza estos argumentos e interpretación de la realidad, y ha encontrado un reconocimiento por parte de sus miembros y/o simpatizantes que así lo han vivido.)

 

La primera condición es la necesidad de que la persona se sienta profundamente relacionada con una situación de gran injusticia, con una causa por la cual vale la pena luchar. La injusticia que se invoca es doble: se vive o se ha vivido en el País Vasco bajo la represión del estado español, y se le niega el derecho a la autodeterminación.

Segundo, hace falta que se demuestre que no existen otras formas de lucha posibles o válidas. La principal argumentación en este caso es el no-reconocimiento de su reclamado derecho a la autodeterminación y la criminalización de aquellas personas y grupos que quieren lograr el mismo objetivo que ETA, pero por vías legales y democráticas.

Y por último, que el objetivo puede ser relacionado con los responsables de la injusticia. Es el punto en el cual ETA ha encontrado mayor dificultad. Cada actuación en la cual la relación del objetivo con los responsables de la injusticia era difícilmente justificable (dentro de su lógica), siempre ha causado crisis internas, con la salida de miembros y la perdida de apoyo como consecuencia.

 

¿Pueden estados ser considerados como terroristas?

Sí, ejercer el terror no es algo exclusivo de organizaciones no-estatales. En realidad, los estados que ejercen la represión a través de sus aparatos militares, policiales, de inteligencia, pero también a través de medios de comunicación y a través de la forma misma de organizar el estado, forman la mayor parte de lo que podemos considerar como terrorismo.

 

Si vamos más allá, y analizamos el papel de un estado que manipula deliberadamente la información para exagerar o crear una amenaza de un enemigo no-real, para lograr ciertos objetivos (aumentar el sentimiento de patriotismo o para justificar una guerra), también comete terrorismo (porque crea un sentimiento de miedo y de terror en la población).

 

¿Puede ser terrorista un estado democrático?

Sí. No es porque un estado no ejerza el terrorismo contra sus propios ciudadanos, que no lo haga contra otros pueblos. Como la democracia tampoco garantiza que el estado no ejerce el terror contra ciertas minorías o grupos sociales.

 

Con los atentados en Madrid, nos acercamos más a un terrorismo vivido por muchas otras personas. Nos presentan estos atentados como actos contra los (proclamados) valores de Occidente, la Democracia y la Libertad. Pero nada tienen que ver esos valores con los atentados. Es una mentira fácil, para cubrir las causas del origen de Al Qa’ida, y sus motivaciones.  La prueba está en que los atentados de Al Qa’ida se dan en todo tipo de sociedades: orientales, occidentales, africanos, dictaduras o democracias. Da igual. Por eso, nuestra democracia, o libertad, nada tiene que ver con las razones del atentado. Mucho más tiene que ver el apoyo histórico (Turquía, Irán, Irak, etc.) y actual (Arabia Saudí, Pakistán, Israel, etc.) de los países occidentales a regímenes criminales y terroristas.

 

Pero reconocer estas causas profundas, sería reconocer la doble política y la doble moral que utilizan nuestros gobernantes en cuanto a la aplicación de los valores como democracia y libertad. Los Derechos Humanos simplemente no cuentan si estamos hablando de la política exterior. Son sometidos a intereses militares y estratégicos. Con otras palabras, son sometidos a los intereses económicos. Más vale el crudo seguro y barato, que los derechos humanos de la población en Nigeria y Arabia Saudí. Más vale la materia prima barata, que los derechos humanos en Colombia y Mozambique. Más valen los productos de consumo masivo, que los derechos humanos en las maquilas de México y China.

 

Hasta que no asumamos la dignidad humana como valor básico de todo ser humano, con todas sus consecuencias, no podremos vivir en paz. Ni con nuestra conciencia, ni con nuestros vecinos.

 

 


Este texto forma una primera introducción de un libro en elaboración sobre el terrorismo. Capítulos previstos del libro ¿Por Qué? (títulos provisionales)

 
- ¿Rebelión, resistencia, o terrorismo?

Según el Derecho Internacional, cada pueblo tiene el derecho a rebelarse contra un estado represor o invasor. La Declaración Universal de los Derechos Humanos en su preámbulo, consagra:

"Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión".

 

La lucha armada contra un estado que ejerce la tiranía y la opresión, por lo tanto no puede ser considerada como terrorista. Pero tampoco significa que cada organización que luche contra una represión, sea libre de terrorismo.

 

Una organización guerrillera, que ejerce su derecho a la rebelión, utiliza lógicamente la violencia. En la medida que esa violencia está dirigida al aparato represor, la actuación de la guerrilla está amparada por el derecho internacional. No significa que la guerrilla no pueda cometer infracciones al Derecho Internacional Humanitario, como por ejemplo no distinguir entre combatientes y no-combatientes o el uso desproporcionado de la fuerza, pero por ello no pierde su estatuto como organización guerrillera. Pero en la medida que la organización comete atentados terroristas, por ejemplo colocar coches bombas en una ciudad para crear terror entre la población, la guerrilla pierde legitimidad y pueda acercarse a una organización terrorista. (Por eso, en la lucha anti-subversiva, una herramienta utilizada con frecuencia por los estados es la de atribuir atentados sangrientos, cometidos por el propio estado, a la guerrilla.)

 

Para el régimen contra el cual lucha una organización guerrillera, ésta última siempre será considerada como terrorista, y la legislación nacional así lo definirá. Por lo tanto la legalidad (nacional), o las listas elaboradas por algunos estados, no son criterios válidos para determinar si una organización es terrorista o no. (Y menos todavía si el estado que elabora esta lista, es un régimen que aplica el terrorismo.)

 

- La lucha contra el terrorismo.

La represión es la peor arma para luchar contra el terrorismo, porque alimenta al propio terrorismo. En realidad, con la lucha actual contra el terrorismo, las dos partes persiguen un mismo objetivo: aumentar el rechazo de la población frente a la actuación de la otra parte. Crear la sensación de ser víctimas, aumentar los puntos de vista extremos, intensificar el conflicto. Los luchadores contra el terrorismo piensan que así obtendrán mayor apoyo dentro de la población, dentro de la lógica ‘los que no están con nosotros, están con los enemigos’. Una lógica que conviene también a los terroristas, cuanto más personas se sientan atrapadas en esa lógica y sientan un rechazo hacia la otra parte, cuanto más posibilidades existan que poco a poco puedan ser atraídos hacia ellos mismos.

 

- El miedo, un arma de destrucción masiva.

El miedo es, y ha sido, utilizado por parte de todo tipo de gobernantes para lograr o mantenerse en el poder. Pinochet, Chile; Saddam, Irak; Pol Pot, Vietnam; Suharto, Indonesia; Duvalier, Haití; Stalin, URSS; Hitler, Alemania; Bush, EEUU; Aznar, España; etc. No importa por lo tanto si son regímenes totalitarios, militares, democráticos, de derechas o de ‘izquierdas’.

 

- La transición de un estado terrorista hacia un modelo democrático.

En procesos de transición de una dictadura hacia un régimen democrático, no se suele ni hablar de resistencia armada (legítima), ni de terroristas. Simplemente se impone el olvido, con lo cual queda una duda o sospecha de lo que ha sido calificado como terrorismo por parte del régimen dictatorial o totalitario era o no, una resistencia legítima. Como también queda la duda si el régimen dictatorial fue terrorista o no.

 

La transición de una dictadura hacia una democracia, sólo puede considerarse como terminada, cuando jurídicamente y públicamente el estado condena a los anteriores responsables del terrorismo (de estado) y las víctimas sean reconocidas como tales. En este sentido, Argentina y Chile han entrado poco a poco en la última fase de esa transición. El Estado Español, a pesar de haber terminado oficialmente la dictadura antes de los dos ejemplos anteriormente mencionados, todavía no ha entrado en esa fase. Los culpables de la dictadura de Franco no han sido condenados, al contrario, algunos responsables siguen en cargos públicos y siguen exponiendo a Franco como ejemplo. Y las víctimas tampoco han sido reconocidas como tales. Ni siquiera se ha hecho un esfuerzo (por parte del estado central) para encontrar los más de 30.000 detenidos-desparecidos del régimen de Franco.

 

No es casualidad, que los dos partidos nacionales principales, repitan tantas veces que nuestra democracia está consolidada y madura. Saben perfectamente que no es así. En una democracia consolidada, no hace falta repetir estas palabras, ni hace falta hacer llamamientos a la patria o dar tanta importancia a una bandera nacional. Son ejemplos de un nacionalismo esforzado, artificial para lograr ciertos objetivos. (No tener que afrontar la verdad y las concesiones que se han tenido que hacer con el anterior régimen o no tener que afrontar ciertos problemas que se presentan.)

 

Muchas leyes elaboradas durante la época de la transición, no tienen plena legitimidad, porque son fruto de una negociación con un todavía presente poder ilegítimo que ejerce su amenaza ante cualquier reforma que pudiera afectar a sus intereses. Las leyes de indulto e olvido, pueden en un momento determinado servir para iniciar la transición, pero nunca pueden ser consideradas como definitivas, ni legítimas. (Además, tampoco son legales desde el punto de vista del Derecho Internacional.)

 

- La ONU y el terrorismo.

Aunque no existe una definición aceptada dentro del seno de la ONU, sí existen pactos internacionales que definen ciertas actuaciones como terroristas. Por ejemplo el ‘Convenio Internacional para la represión de la financiación del terrorismo’. [1] Terrorismo, según este convenio, son considerados los delitos cometidos contra la seguridad de las personas internacionalmente protegidas. [2] Por ejemplo:

“a) la comisión de un homicidio, secuestro u otro atentado contra la integridad física o la libertad de una persona internacionalmente protegida;

b) la comisión de un atentado violento contra los locales oficiales, la residencia particular o los medios de transporte de una persona internacionalmente protegida que pueda poner en peligro su inte­gridad física o su libertad;

c) la amenaza de cometer tal atentado;

d) la tentativa de cometer tal atentado, y

e) la complicidad en tal atentado.”

 

El asedio a Arafat y las amenazas de deportarlo o asesinarlo por parte del estado de Israel, sin ninguna duda cumplen con esta definición de terrorismo. (Arafat es una persona internacionalmente protegida al ser el presidente de Palestina, democráticamente elegido y reconocido internacionalmente.)

 

Ver La ONU y el Terrorismo (un repaso de 30 años de condena del terrorismo, interesante para ver lo qué realmente es terrorismo.)

 

- La doctrina de la Seguridad Nacional.

Elaborada por EEUU para luchar contra el anterior eje del Mal, el comunismo. EEUU enseñó esta doctrina y sus tácticos de la guerra de baja intensidad a decenas de miles de militares que lo aplicaron en guerras de represión en decenas de estados del mundo. Una guerra, sucia, que no se puede denominar de otra forma como una guerra terrorista contra la población civil. Aunque el gobierno estadounidense oficialmente ha reconocido el uso de los manuales en los cuales se explicaba con todo detalle esa doctrina terrorista, y que se ha cerrado oficialmente la Escuela militar en la cual se enseñaba esta doctrina, se sigue aplicando las mismas técnicas (bajo nuevos nombres, disfrazado de lucha contra el terrorismo) en varios estados del mundo. Un ejemplo claro es Colombia.

 

Ver "Un siglo de engaño y desafío", una lista –no exhaustiva– de países donde EEUU intervino militarmente durante el siglo pasado, directamente o a través de instructores, asesores y apoyo logístico.

 

 

- La red terrorista AUC.

Las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, es sin ninguna duda una de las organizaciones terroristas más sangrientas de los últimos 20 años. El número de víctimas supera los veinte mil, y su actuación sobrepasa cualquier límite de lo que podamos imaginarnos: masacres masivas e indiscriminadas, torturas y mutilaciones de las víctimas, cuerpos descuartizados con motosierras, fetos sacados de mujeres embarazadas, cabezas utilizadas para jugar al fútbol, etc. La estrategia de la guerra sucia tiene como objetivo provocar el terror para mantener las relaciones de poder y los privilegios económicos de la clase política. El reconocido jefe era Carlos Castaño, pero mas que un jefe, actuaba como vocero, como personificación de la cúpula militar, el Estado Mayor de las Autodefensas. En realidad, las AUC forman una red terrorista de diferentes organizaciones militares y civiles, legales e ilegales. Actúa dentro de Colombia, pero dispone de vínculos internacionales, como ha dejado claro la desarticulación en Europa de la red de uno de los más importantes jefes militares, Salvatore Mancuso. (Ése último tomó el mando cuando Carlos Castaño organizó su ‘desaparición’ del grupo terrorista.) Según un informe de la comisión italiana antimafia, la red se extiende a España, Francia, Alemania, Bélgica, Holanda y sobre todo a Colombia, Venezuela, Estados Unidos y Australia. En la actualidad, los principales jefes militares, reconocidos narcotraficantes, forman parte de unas negociaciones con el gobierno Colombiano para lograr la incorporación de los miembros del grupo terrorista en el ejército oficial de Colombia (con el cual siempre mantuvieron un estrecho vínculo), beneficiarse de amplios ayudas financieras y materiales (quedarse con lo miles de hectáreas de tierras obtenidos por el desplazamiento masivo de los campesinos) y obtener inmunidad por los decenas de miles de crímenes cometidos. La impunidad de todos los crímenes de este grupo terrorista ya está garantizada por el actual gobierno de Álvaro Uribe, al cual tanto Aznar como Zapatero –anterior y actual presidente del gobierno español-, expresaron su apoyo incondicional. Existen centenares de informes de organismos nacionales e internacionales, gubernamentales y no-gubernamentales que dan constancia de la unidad, cooperación y coordinación de los paramilitares (llamados AUC) y el ejército oficial de Colombia. Pero al existir demasiados intereses económicos, no interesa al mundo diplomático internacional considerar el gobierno colombiano como terrorista, lo que en realidad es.

 

Ver también “Las falsas negociaciones de paz”, un texto sobre el conflicto armado y el terrorismo en Colombia.

 

- Otras formas de terrorismo.

La miseria generada por un sistema económico y el empobrecimiento son dos formas de aterrorizar a la población y que provocan la esclavitud y la explotación laboral. Bajo el terror del hambre y de la miseria generalizada, la supervivencia y el miedo a la vida propia obligan a millones de personas aceptar unas condiciones de vida y de trabajo que están claramente en contradicción con el derecho a la dignidad y a la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Los inmigrantes económicos, millones de personas en todo el planeta, son víctimas de un desplazamiento forzado. Ese terrorismo, que afecta a la mitad de la población del Planeta, no recibe ninguna atención prioritaria por parte de los gobernantes que podrían evitarlo fácilmente. Pero un profundo sentimiento racista de superioridad convierte a esa población en ‘daños colaterales’.

 

 

Personas o colectivos interesados en la eventual publicación de ese libro, por favor contacten con el autor a través de la página web: http://www.pangea.org/hendrik



[1] Entró en vigor el día 10 de abril de 2002, como resolución del Consejo de Seguridad, y por ello es vinculante para todos los estados miembros de la ONU.

[2] Convención sobre la prevención y el castigo de delitos contra personas internacionalmente prote­gidas, inclusive los agentes diplomáticos.