noviembre 2005
Los estados ‘occidentales’ suelen referirse
a ellos mismos como ‘desarrollados’, y catalogar al resto del mundo, como
mucho, como estados ‘en vías de desarrollo’. También se suele suponer que
el modelo actual del libre mercado capitalista trae más desarrollo.
Pero analizando la situación del Planeta y la evolución socio-económica
de los mismos estados occidentales, no se puede negar que algo va bastante
mal. Las desigualdades aumentan de forma insostenible, los derechos laborales
y sociales son cada vez más recortados en nombre del libre mercado, el cambio
climático deja sentir las primeras –aunque todavía suaves- consecuencias,
la salud de la población sufre claramente de un estilo de vida poco saludable,
la violencia física y síquica dentro de la sociedad aumenta, etc. ¿Si las
sociedades occidentales realmente fueran desarrollados y avanzaran en ello,
por qué hay que trabajar cada vez más en condiciones peores para poder comprarse
una vivienda? (Para la gran mayoría de las personas, ya hacen falta dos
sueldos y un préstamo de al menos 30 años para poder pagarse una vivienda,
cuando hace 20 años, con un sueldo era suficiente.) ¿Si realmente estamos
avanzando, por qué los coches, los electrodomésticos y otros aparatos duran
cada vez menos?
Hablar de desarrollo es bastante complicado, porque no es un término científicamente
medible. Lo que es desarrollo para unos, no necesariamente lo es para otros.
El IDH, Índice de Desarrollo Humano, elaborado por el PNUD es un indicador
muy discutible de lo que es o debe ser considerado como desarrollo humano.
Parece más elaborado para confirmar la tesis de que los estados occidentales
son desarrollados y siguen avanzando en ello, que ser de verdad un índice
de desarrollo.
El IDH mide el grado de escolarización, la esperanza de vida al nacer y
la renta per cápita de los estados. Cada uno de estos factores cuenta una
tercera parte y son calculados sobre la base del promedio estadístico. (Si
dentro de un grupo, 1 persona posee 10 manzanas, y las otras 9 personas
no poseen ninguna, según la estadís¬tica, en este grupo hay 1 manzana per
cápita.) El IDH por lo tanto no toma en cuenta la desigualdad en ingreso,
y si lo hiciera, un estado como EEUU, bajaría drásticamente en este listado
del desarrollo humano según el IDH. Por ejemplo, en un cálculo basado en
las cifras del año 2000, se muestra como EEUU baja de la 6ª a la 18ª posición
si tomamos en cuenta la desigualdad. (ver nota final para
más detalles)
En el Estado Español la renta per cápita es de 19.472 dólares (cifra del
2000). Pero, el 10% más pobre de la población, solo dispone del 2,8% del
ingreso, mientras el 10% más rico dispone del 25,2%. La renta per cápita
para el 20% más pobre de la población sólo es de 7.223 de dólares. Comparando
con un país como Eslovenia, considerado ‘menos desarrollado’, vemos que
el 20% más pobre de la población dispone de un ingreso más elevado que en
el Estado Español: 7.849 dólares.
Pero también si hablamos del grado de escolarización, podemos preguntar¬nos
si las escuelas tal como existen en el mundo occidental y cada vez más presionadas
para que se privaticen, son garantías de un desarrollo integral de la persona
que incluya lo creativo, lo emocional y lo espiritual.
Para hablar del nivel de desarrollo de los diferentes estados, me parece
que existen otros indicadores más relevantes que los utilizados por el PNUD.
La lista de indicadores que sigue no pretende ofrecer ningún ranking de
estados más a menos desarrollados, ni ofrecer ningún modelo matemático.
Sólo pretende contribuir a que se piense.
Criterios para medir el desarrollo de una sociedad.
1. La convivencia dentro de la sociedad
En una sociedad con un alto nivel de desarrollo humano, podemos tener la
expectativa de que las personas conviven de una forma pacífica, sin miedos,
sin un nivel de agresividad que condicione la vivencia diaria. Unos buenos
indicadores para medir la convivencia dentro de la sociedad pueden ser las
estadísticas sobre la posesión de armas, la violencia y la delincuencia,
el grado del miedo, el número de guardias privadas por habitante y las cifras
de la población en la cárcel.
A finales del 2001, en EEUU cerca de 6,6 millones de perso¬nas, o uno de
cada 45 estadounidenses se encontraba en la cárcel o en libertad condicional.
Desde entonces las cifras de población carcelaria han seguido aumentando.
Según los datos de la población carcelaria en la Unión Europea del año 2000,
los 3 estados europeos con más personas encarceladas, tienen dos veces más
perso¬nas encarceladas, y la desigualdad dos veces mayor que los 3 estados
con menos personas encarceladas. (Ver nota al final.)
2. La convivencia con las otras sociedades
Una sociedad con un alto grado de desarrollo debería ser capaz tener buenas
relaciones con las otras sociedades. Las capacidades diplomáticas como dialogar,
negociar, no-provocar, etc. serán siempre apreciadas y reducirán hasta un
mínimo las posibilidades de generar enemistades. El uso de actitudes como
amenazar, presionar hasta intervenir y bombardear, en las políticas exteriores
son claramente señales de poco desarrollo.
El estado que más utiliza estas técnicas, es EEUU. Pero no hay que olvidar
que los estados europeos suelen hacer uso de estos mismos métodos pero de
una forma más sutil.
3. El desarrollo económico.
Una sociedad con un alto grado de desarrollo económico tendría una capacidad
de auto-organizarse (al margen de intervenciones jerárquicas del estado)
y generaría los productos necesitados de una forma que tanto los productores
como los consumidores se sienten satisfechos. El papel de un estado desarrollado
debería limitarse a asegurar que el desarrollo económico se produce de una
forma equilibrada, impedir desajustes de poder (multinacionales frente a
consumidores individuales) y sobre todo orientarse a que el desarrollo económico
sea totalmente sostenible y respetuoso con el medio ambiente. Aunque en
una sociedad realmente desarrollada, la misma población dispondría de una
madurez suficiente para hacer frente a estos problemas.
Una determinada región cuya economía no es capaz de organizarse para producir
los bienes y servicios necesarios para la población de una forma sostenible,
se puede considerar como económicamente subdesarrollada. Este subdesarrollo
se expresa de dos maneras: puede ser que la economía no produzca suficientes
productos y servicios para satisfacer las necesidades de la población, o
que sí los produzca de forma suficiente pero con un desgaste de energía
(y una contaminación) no sostenible. Igual de subdesarrollados se han de
considerar las economías de África subsahariana, como las de EEUU y de la
Unión Europea.
Otras síntomas de subdesarrollo son las intervenciones del estado como las
subvenciones (siempre son señales que no existe un equilibrio en el desarrollo
económico) o el estimulo artificial de la economía, y las no-intervenciones
del mismo estado cuando no se respetan principios fundamentales como el
cuidado del medio ambiente, el pago de los costes reales de un producto,
el desequilibrio de poderes económicos, etc. Indicadores matemáticos son
la siniestralidad laboral, la explotación y la precariedad laboral, los
sueldos mínimos insuficientes para vivir de una forma digna, la desigualdad
económica, la tasa de paro elevada, etc.
Los estados que muestran un claro subdesarrollo económico en este sentido
son precisamente EEUU y la Unión Europea. Son los que más protegen sus propios
mercados agrícolas con subvenciones y aranceles. Son los estados cuyas economías
son las menos eficaces, dado el hecho que utilizan las fuentes de energía
de una forma completamente insostenible y los que contaminan de una forma
que afecta al conjunto de la Planeta. EEUU es uno de los estados del mundo
que menos tratados internacionales de derechos laborales y sociales ha firmado.
En EEUU, 50 millones de estadounidenses (el 16% de la población) viven sin
seguro médico, y unos 40 millones (el 12,7% de la población) viven con unos
ingresos que no son suficientes para vivir de una forma digna.
4. El nivel de salud integral de la población.
Una sociedad avanzada y plenamente desarrollada tendría una población que
vive de una forma sana. Más allá de las cifras de muertos por hambre, malaria
o SIDA en los países del ‘Sur’, también se podría tomar en consideración
otras enfermedades y muertos, productos de otro tipo de subdesarrollo. Accidentes
de tráfico, obesidad, anorexia y bulimia nerviosa, adicción al consumo,
al alcohol y a la cocaína, enfermedades cardiovasculares y muchos más, indican
un estilo de vida poco desarrollado.
En Europa, cada año, mueren más de 55.000 personas en accidentes de tráfico
y 3.500.000 quedan heridas. Según la Comisión Europea, 370.000 personas
mueren al año en la Unión Europea de forma prematura a causa de la mala
calidad del aire.
Un estudio de la Comisión Europea llegó a la conclusión que el 33% de población
(el 46% de los jóvenes) presenta un nivel alto de adicción al consumo irre¬flexivo
o innecesario, problemas graves de compra impulsiva, o una evidente falta
de autocontrol económico.
EEUU, junto con el Estado Español (estudios hechos en Madrid y en Navarra
indican que un 4% de las chicas entre 15 y 18 años padecían o habían padecido
un trastorno del comportamiento alimentario) son los dos estados con mayor
incidencia del trastorno del comportamiento alimentario (principalmente
anorexia y bulimia nerviosa).
EEUU, junto con el Estado Español (un 16,1% entre menores de 6 a 12 años
de edad), son los dos estados con mayor tasa de obesidad infantil.
EEUU, junto con el Estado Español (el 2,6% de la población) son los dos
estados en el mundo con un grado más alto de adictos a la cocaína.
5. El nivel de democracia del estado
En una sociedad democrática, es decir dónde el pueblo decide sobre todos
los aspectos de su vida, la participación en la gestión diaria de la sociedad
debe ser directa. Cuantas menos personas participan, o más ‘lejos’ se toman
las decisiones, menos desarrollada es de considerar esta sociedad. Los indicadores
pueden ser, la participación en las elecciones (en EEUU, sólo el 20% de
la población eligió a su presidente), el número de diputados (cuanto menos
per cápita, menos accesible estará), el número de referéndum, el número
de asambleas generales para toda la población de una zona, etc.
Las decisiones importantes, que afectan a la vida diaria de la población
mundial, actualmente no se toman en órganos con un grado mínimo de democracia.
En la Unión Europea, ningún parlamento decide ya sobre la política del mercado
interior (competencia exclusiva de la Comisión Europea, un órgano no-democrático),
ni sobre la política monetaria (para los miembros del euro) que se decide
en el banco europeo (un órgano no-democrático), ni siquiera sobre la política
del comercio internacional (cada vez más competencia de la OMC –un órgano
no democrático). La Unión Europea se convierte así cada día más en la dictadura
perfecta en la cual unas pocas multinacionales toman todas las decisiones.
A escala mundial está ocurriendo lo mismo: la OTAN, el Banco Mundial, el
Fondo Monetario Internacional, el Consejo de Seguridad de NNUU, etc. son
organismos internacionales fuera de cualquier control democrático, pero
que toman decisiones que significan literalmente la vida o muerte de la
mayor parte de la población mundial. (Cabe recordar que por ejemplo el parlamento
español no tiene capacidad decisiva sobre las decisiones tomadas por estos
organismos internacionales).
6. La justicia y la aceptación de las normas básicas
Una sociedad desarrollada es altamente consciente de la necesidad de unas
normas básicas de justicia global. Este sentimiento profundo de justicia
implicará también un alto grado de solidaridad.
EEUU y Somalia son los únicos miembros de NNUU que no han ratificado la
Declaración de los Derechos de los Niños. EEUU también es uno de los estados
que menos tratados internacionales sobre los derechos sociales y laborales
ha firmado. Además, de los tratados firmados, es el estado que más incumple
y viola éstos tratados. En ese momento, EEUU es un estado que aplica de
forma sistemática la tortura, mantiene varios territorios ocupados, mantiene
cárceles secretas y campos de concentración, aplica de forma sistemática
la ejecución extrajudicial, alberga a terroristas condenados en otros estados,
incumple prácticamente todos los tratados sobre las armas de destrucción
masiva, mantiene, experimenta con y utiliza armas químicas, protege (con
el uso del veto en el Consejo de Seguridad) a otros estados que violan de
forma masiva los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario,
etc.
7. El cuidado del entorno medioambiental
Una sociedad desarrollada, por puro instinto de supervivencia, cuidaría
el medio ambiente y aseguraría el futuro de las siguientes generaciones.
Algunos indicadores podrían ser los de contaminación (por ejemplo metros
cúbicos de gases con efecto invernadero) y de desgaste de materia prima
(metros cúbicos de madera, toneladas de petróleo). La Huella de Pie también
es un buen indicador. Si elaboramos un IDH-sostenible, aplicando la Huella
de Pie al IDH del PNUD, resulta que los dos estados menos desarrollados
son EEUU y Singapur. (Aplicado en una selección de 52 estados. Ver nota
al final.)
EEUU es el estado que más contamina, y que más recursos naturales desgasta.
Es tan insostenible su forma de vivir (y por ello tan subdesarrollado) que
supera 7 veces lo admisible para una sociedad con un desarrollo sostenible.
Si los habitantes de la India y de China, consumiesen sólo la mitad de lo
que consumen los estadounidenses, la explotación de los recursos naturales
(como por ejemplo el petróleo, o la madera para hacer papel) tendría que
duplicarse. Si en la actualidad, esa explotación ya supera lo sostenible
a corto plazo, el desarrollo (entendido como el estilo de vida estadounidense
o europeo) simplemente es imposible. De hecho, se hace todo para que la
mayor parte del Planeta siga empobreciéndose y sigue eternamente en ‘vías
de desarrollo’.
8. El gasto militar.
El gasto militar es un buen indicador general del nivel de desarrollo de
un estado. Cuanto más se (des)gasta en armamento, menos desarrollado es.
Estados realmente desarrollados actuarían de una forma inteligente, tanto
para la organización interna de los pueblos que viven en ellos, como para
la convivencia con los estados vecinos. Un estado desarrollado no necesitaría
un ejército para reprimir a sus minorías, o para mantener de forma artificial
unas instituciones o fronteras, ni para defender poderes basados en injusticias
o desigualdades de riqueza perversas. Ese estado desarrollado, también viviría
en paz con sus vecinos, porque les respetaría en sus decisiones internas,
ni les amenazaría, ni les colonizaría, ni les impondría tratados injustos
de comercio, etc.
Cabe recordar que el gasto militar significa que estos medios financieros
no están disponibles para asuntos sociales, ni para la cooperación solidaria.
Cada euro o dólar desgastado en investigación militar es un euro o dólar
que no se gasta para la investigación para paliar las principales enfermedades
en el mundo, como la malaria, o simplemente para asegurar que cada persona
disponga de agua potable, la alimentación básica y una educación mínima.
También es importante recordar que el ‘sector’ militar es uno de los mayores
contaminadores porque ni siquiera existen normas y reglas de respeto el
medio ambiente. Además cada recurso natural utilizado para la fabricación
del material militar no está disponible para las futuras generaciones.
La perversidad en el corazón mismo de las sociedades occidentales.
La perversidad como síntoma del subdesarrollo occidental ha llegado a tal
nivel que se ha dejado en manos de unas pocas multinacionales, sólo preocupadas
por sacar el máximo beneficio financiero sin ninguna norma ética, la libertad
y el poder de decidir sobre la vida y muerte de la mayoría de la población
mundial. Son las multinacionales que deciden quienes tienen el derecho a
recibir tratamiento médico o quienes no. Según Intermón, DOS MIL MILLONES
de personas en el mundo no reciben el tratamiento médico adecuado
por culpa del precio de los medicamentos establecidos desde los monopolios
otorgados por los gobiernos a las multinacionales.
Y como si fuera poco, en los últimos meses, una multinacional ha recibido
la patente (y por ello el monopolio) sobre una semilla de maíz del tipo
‘terminator’. Eso significa que es una variedad de maíz estéril. Los campesinos
no solamente serán obligados a comprar cada año las semillas, sino, por
el efecto comprobado de la contaminación entre diferentes cultivos, la semilla
terminator irá contaminando cultivos nativos de maíz, con el peligro de
exterminar las especies nativas de maíz. Reconocer el patente (y permitir
el uso de la semilla) significa en realidad que los gobiernos (de por ejemplo
Europa y EEUU) han otorgado a una empresa el derecho de determinar quién
podrá alimentarse y quién no podrá.
Estados en vías de Subdesarrollo.
Si miramos al mundo actual, y a los estados que más recursos desgastan en
material y organizaciones bélicas, vemos que se tratan de estados muy subdesarrollados.
No son capaces de organizarse económicamente, sin explotar, ni dominar a
otros estados. Sus economías son tan retrasadas e ineficaces que ni son
sostenibles en el tiempo, ni autosuficientes, además provocan un daño ecológico
tan grave que se está poniendo en peligro la existencia misma del actual
sistema natural planetario. Además del subdesarrollo económico, estos mismos
estados son desiertos, socialmente hablando. Carecen de un tejido social
espontáneo, con las estructuras familiares tan rotas que una vez mayor,
los patriarcas y matriarcas que no disponen del dinero suficiente para pagarse
una plaza en un asilo, son condenados a morir en la soledad. Se han convertido
en dictaduras perfectas, dónde los habitantes viven en un estado de adicción
y en un mundo ilusorio, adoctrinados a través de los medios de diversión
que les absorben durante 3 o 4 horas diarias (como mínimo).
Nota: Más detalles de los cálculos en el libre "Dicen, 99 historias
sobre la globalización, el libre mercado capitalista y la guerra" del mismo
autor, disponible en las páginas de rebelión o en http://www.pangea.org/hendrik/